jueves, 27 de febrero de 2025

Del jujutsu al judo

En la época de la restauracion Meiji es donde Jigoro Kano empieza a estudiar el jujutsu con el maestro Fukuda Hachinosuke, que enseñaba Tenjin Shin'yō-ryū. Este estilo era combinación de dos escuelas más antiguas, la Yōshin-ryū y la Shin no Shindō-ryū. El método de entrenamiento consistía en que el estudiante se dejaba caer una y otra vez por el maestro, o un estudiante más experimentado, hasta que comenzaba a comprender la mecánica de la técnica. Daba a los principiantes una breve descripción de la técnica y les hacía practicar libremente,  randori, para enseñar a través de la experiencia. Cuando el estudiante había alcanzado cierta competencia, le enseñaba las formas tradicionales, el kata.

La muerte de Fukuda lo llevo a estudiar con Iso Masatomo, amigo de Fukuda. Iso era conocido por su excelencia en kata, y también era un especialista en atemi, el golpe de áreas vitales. En su método, uno comenzaba con kata y luego progresaba al randori.

Pronto se convirtió en asistente en la escuela de Iso, y en práctica con otras escuelas, como la Yōshin-ryū, se dio cuenta que necesitaba entrenar de manera más inteligente. Esto llevo a Kano a pensar en combinar los mejores elementos de varias escuelas. Por eso comenzó a buscar maestros que pudieran proporcionarle elementos técnicas que pudiera adoptar.

Después de la muerte de Iso entrenó en Kitō-ryū con Iikubo Tsunetoshi. Iikubo era un experto en kata y lanzamientos. Kanō se dedicó por completo a aprender Kitō-ryū, creyendo que las técnicas de lanzamiento de Iikubo eran mejores que en las escuelas que había estudiado anteriormente. En esta escuela consigue un rango de jujutsu documentado y una credencial de enseñanza.

En su libro Kodokan Judo el maestro, Jigoro Kano, cuenta sobre su aprendizaje:

En aquella época cada hombre presentaba su arte como una colección de técnicas. Nadie percibió el principio básico que subyacía bajo el jujutsu. Cuando descubrí las diferentes formas de enseñanza de las técnicas, me encontré a menudo perdido sin saber cuál era la adecuada. Esto me llevo a buscar algún principio subyacente en el jujutsu, uno que se pudiese aplicar bien cuando se golpea a un oponente o también cuando se le proyecta.

Después de un estudio exhaustivo del problema, percibí un principio de difusión: hacer el uso más eficaz posible de la energía mental y física. Con este principio en mente, revise otra vez todos los métodos de ataque y defensa que había aprendido, reteniendo sólo aquellos que estuviesen de acuerdo con este principio. Los que no cuadraban, los deseché y en su lugar incluí técnicas en las que el principio se pudiese aplicar correctamente. El conjunto de técnicas resultante, que denomine judo para distinguirlo de su predecesor, es lo que se enseña en el Kodokan.

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