Por Juan Carlos Yamamoto - Instructor de Judo, 6to. dan
Como instructor nikkei de un arte marcial japonés o BUDO en una institución nikkei (COA), sin muchas cualidades técnicas que me distingan, me sentí obligado y comprometido a buscar un “valor agregado” a mis clases de JUDO por el lado de la transmisión de valores, además de la enseñanza de un
deporte de combate.
Cuando hablo de valores, no se trata de otra cosa que los valores que identifican a la cultura japonesa y que aún los nikkei lo tenemos en nuestro ADN en forma más viva o en forma latente.
Muchos valores que aún perduran en la sociedad japonesa provienen del código ético de los samuráis o BUSHIDO. El BUSHIDO era un código consuetudinario no escrito que se fue gestando de a poco y transmitido de generación en generación a lo largo de más de 5 siglos que promulgaba valores como el coraje, la benevolencia y el honor.
Cuando se habla del pensamiento y la conducta de los miembros de una sociedad, normalmente éstas están regidas por principios morales y éticos que en el caso de muchas sociedades tienen su fuente en la religión y los fundamentos doctrinarios se pueden encontrar en los textos como la Biblia y el Corán.
Pero, en el caso del Japón, los principios morales y éticos no provienen de una sola religión o corriente de pensamiento y muchas veces, se menciona el BUSHIDO o código ético de los SAMURAIS como algo que ha influido notablemente en la cultura y pensamiento del Japón moderno, trascendiendo la
época y el estrato social (casta en su momento) en los que tuvo lugar.
Al tratarse el BUSHIDO de un código no escrito, el mismo fue presentado en un ensayo escrito a fines del siglo XIX por el autor japonés Inazo NITOBE quien realiza una sistematización e interpretación del mismo dirigido principalmente a los occidentales, en una época que Japón recién comenzaba a
mostrarse al mundo tras permanecer casi 3 siglos de aislamiento.
Es así que, el BUSHIDO fue dado a conocer al occidente en el “BUSHIDO el espíritu del Japón”
escrito por NITOBE en 1899, siendo uno de los primeros libros escritos directamente en idioma inglés por un autor japonés para dar a conocer la cultura o las fuentes de la cultura japonesa a los occidentales.
Cabe recordar que en el año 1868, comienza en Japón la Era Meiji (Restauración Meiji), poniéndose fin al feudalismo y a más de 250 años de aislamiento y dando lugar a una serie de transformaciones políticas y sociales.
Entre otras tantas transformaciones, en esta época, fue abolido el sistema de castas y en consecuencia, los privilegios especiales que gozaban los samuráis hasta ese momento.
Nitobe reconoce 4 fuentes religiosas o ideológicas como fuentes principales que influyeron para sentar las bases del BUSHIDO: son ellos el Confucianismo, el Budismo, el Budismo Zen y el Sintoísmo.
Asimismo, reconoce como las 7 virtudes del BUSHIDO a: Justicia (Gi), Coraje (Yuuki), Benevolencia (Jin), Respeto o cortesía (Rei), Honestidad o sinceridad (Makoto), Honor (Meiyo) y Lealtad (Chuugi).
La formación de samurái era eminentemente práctica ya que eran hombres de acción y lo fundamental era la rapidez en la toma de decisiones, ya que de las decisiones rápidas y acertadas dependía su vida. Por ello, la educación tenía fines prácticos para desarrollar sus habilidades, prefiriendo forjar el carácter frente al cultivo de la inteligencia y cultivar el espíritu a través de la disciplina física.
Pasado más de un siglo desde su publicación, el libro de NITOBE sigue siendo una referencia importante para entender el espíritu de los japoneses y ello se debe a que muchos fundamentos del BUSHIDO se encuentran vigentes aún en la actualidad, rigiendo la conducta de la sociedad japonesa.
Muchos autores relacionan al BUSHIDO como fuente del éxito económico del Japón en las posguerra, incluyendo el Management Japonés, representado, entre otras herramientas como el KAIZEN o mejora continua y las 5S y su modelo más notable, el Sistema de Producción Toyota.
Podemos encontrar en el pensamiento del Budismo ZEN las fuentes de los principios del KAIZEN o mejora continua ya que el Budismo ZEN pregona la importancia en lo más simple posible, solamente lo necesario, eliminando lo innecesario y lo superfluo, dando mayor importancia al proceso que el resultado, de avanzar paso a paso.
Otra influencia visible del BUSHIDO en el Japón de hoy y que ha sido una de las claves para el desarrollo del Management Japonés es la particular concepción que se tiene la relación entre los empresarios y los trabajadores, la cual se podría considerar como una versión actualizada de la relación de carácter paternalista que tenía el daimyo hacia los samuráis y sus vasallos y la relación de lealtad incondicional que tenían estos frente al daimyo.
Transmitir los valores del BUSHIDO a través de la práctica diaria del BUDO quizás resulte más sencillo, ya que una práctica correcta conlleva natural e inconscientemente a la asimilación de los valores, valiendo mucho más que mil palabras.
Existen muchas personalidades en Japón que piensan en la importancia de reinstalar o reposicionar los valores del BUSHIDO en la sociedad japonesa actual para el resurgimiento de Japón. Uno de los ejemplos es el ex gran campeón de JUDO, Yasuhiro YAMASHITA y el ex presidente de TOYOTA, Hiroshi OKUDA quienes en el año 2005 escribieron el libro “Bushido to tomo ni ikiru” (Vivir junto al Bushido).
Muchos de los valores que distinguen a la sociedad japonesas son los mismos valores que nos han transmitido nuestros padres o abuelos y que han hecho que la colectividad nikkei sea respetada y valorada dentro de la sociedad argentina. Sería bueno que, entre todos, redescubramos y potenciemos estos valores que, como nikkei, los tenemos latentes en nuestro ADN para el bien nuestro, de nuestra colectividad y de la sociedad donde vivimos.
Mi humilde contribución a la formación en estos valores por los que la sociedad japonesa en general y la colectividad nikkei ha venido siendo respetada y valorada por la sociedad argentina es a través de la enseñanza del JUDO como BUDO.
Lo vengo haciendo con muy pocas palabras (por lo que me cuesta escribir estas líneas) y con mucha acción y algo de ejemplo, de modo tal que el principio que para mí es el respeto se vaya grabando en quienes practican el JUDO en forma natural e inconsciente.
El respeto al prójimo hace que, por ejemplo, seamos puntuales, limpios humildes y perseverantes. Si logramos asimilar estos valores y reflejarlos en nuestra conducta diaria, seguramente lograremos ser buenos deportistas y principalmente, buena gente.
La disciplina que implica la práctica correcta de un BUDO hace que ésta sea un canal más que apropiado para incorporar estos valores, ya que se trata de un proceso más vivencial y práctico, sin mediar un procesamiento intelectual.
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